La magia está sobrevalorada. Las musas, ni te cuento.
El camino que empieza en la nada y acaba en un invento tiene
hoja de ruta, aunque, a menudo parezca un misterio.
Antes de lanzar un producto al mercado, es importante tener definido el grupo objetivo al que se quiere llegar, la necesidad a satisfacer y el nombre comunicativo.
Transparencia en la comunicación: el diseño debe trasmitir claridad de lo que la marca representa.
Sencillez: muchos elementos gráficos pueden saturar la identidad visual.
Personalidad: el diseño debe ser único, relevante y de buen impacto visual.
La magia está sobrevalorada. Las musas, ni te cuento. El camino que empieza en la nada y acaba en un invento tiene hoja de ruta, aunque, a menudo parezca un misterio.
Consistencia: los elementos visuales deben poseer flexibilidad de aplicación en diferentes elementos o superficies, de tal manera que nunca pierdan su esencia primaria.
El logotipo y el símbolo constituyen la identidad de la empresa y, entre los dos, conforman su personalidad física.
La magia está sobrevalorada. Las musas, ni te cuento. El camino que empieza en la nada y acaba en un invento tiene hoja de ruta, aunque, a menudo parezca un misterio.
Diferenciarse es hoy cada vez más difícil, ya que la calidad y los costes de los productos son similares. Por ello, la clave de los negocios está en el «branding», es decir, en el poder de la marca como elemento diferenciador.
Para Tom Peters, declarado gurú de gurús por The Economist y la revista Fortune, lo que constituye la diferenciación parte precisamente de los intangibles de una empresa: valor, credibilidad y singularidad de una marca. Así lo explica en el nuevo libro que acaba de publicar bajo el título El meollo del Branding.